Ningún medio televisivo nacional lo llamaba dictador, sino general, ex presidente o ex comandante, pese a que todos los medios internacionales así lo tachaban.
Estuve en la manifestación de Plaza Italia y más tarde pasé frente a la Escuela Militar, y realmente la cantidad de personas era incomparable, miles y miles más en la Alameda, sin embargo, en los medios de comunicación se habló de 5 mil en la Alameda, y casi 4 mil en el barrio alto.
La ya conocida y agresiva “dama” rubia que días atrás se dedicó a atacar a cuánta persona pasara por fuera del Hospital Militar, esta vez se dedicó a hacer añicos los vidrios de una empresa inmobiliaria ubicada enfrente de la Escuela Militar porque sus trabajadores gritaron consignas contra el dictador. Esto lo realizó ni más ni menos que junto a un grupo pequeño de jóvenes neonazis quienes agredieron además a algunos periodistas. Destrucción del lugar que se realizó a vista y paciencia de los transeúntes que pasaban por el lugar. Además que ninguna de las estaciones de televisión que grabó las imágenes mencionó que sus acompañantes eran neonazis, sólo “jóvenes exaltados”.
Me ha dado asco, rabia y pena como la prensa televisiva ha tratado la muerte del dictador Augusto Pinochet. Que falta a la verdad, que manipulación de los hechos, que poca representación de lo que en Chile ocurre, o simplemente que forma más sesgada de mostrarlo.
Es ahí cuando se recuerda que los medios de comunicación no son de la ciudadanía, sino que están en manos de personas, empresas, ejecutivos, muchos de ellos ligados a Pinochet de una u otra forma (Chilevisón con Sebastián Piñera o María Isabel Matte en La Red), otros son sus fervientes admiradores (Ricardo Claro en Megavisión), otros trabajan bajo el alero de la tibia Iglesia chilena (Canal 13 y UCV) y otros pertenecientes a un directorio cuya mitad de integrantes son Udis y Rn y la otra mitad concertacionistas, tampoco muy amigos de la justicia mientras gobiernen (TVN).
Ya sea los amigos del dictador, de la impunidad, o de la excesiva mantención de los equilibrios entre los bandos (aunque en cantidad de manifestantes era evidente la superioridad de los detractores de Pinochet, por ejemplo) son los que nos informan, los que hacen llegar a nuestras casas cada día las representaciones de la realidad que a ellos más les parecen adecuadas para “el progreso del país” y para alcanzar la “reconciliación”.No seamos ingenuos, tras la muerte del dictador los que saltamos felices hasta cansarnos fuimos más, muchos más, y seguiremos siendo cientos de miles más los que pensamos que se murió un tirano, un criminal, un asesino, un ladrón, un verdadero hijo de puta que lo único que trajo al país es profunda decepción…
Estuve en la manifestación de Plaza Italia y más tarde pasé frente a la Escuela Militar, y realmente la cantidad de personas era incomparable, miles y miles más en la Alameda, sin embargo, en los medios de comunicación se habló de 5 mil en la Alameda, y casi 4 mil en el barrio alto.
La ya conocida y agresiva “dama” rubia que días atrás se dedicó a atacar a cuánta persona pasara por fuera del Hospital Militar, esta vez se dedicó a hacer añicos los vidrios de una empresa inmobiliaria ubicada enfrente de la Escuela Militar porque sus trabajadores gritaron consignas contra el dictador. Esto lo realizó ni más ni menos que junto a un grupo pequeño de jóvenes neonazis quienes agredieron además a algunos periodistas. Destrucción del lugar que se realizó a vista y paciencia de los transeúntes que pasaban por el lugar. Además que ninguna de las estaciones de televisión que grabó las imágenes mencionó que sus acompañantes eran neonazis, sólo “jóvenes exaltados”.
Me ha dado asco, rabia y pena como la prensa televisiva ha tratado la muerte del dictador Augusto Pinochet. Que falta a la verdad, que manipulación de los hechos, que poca representación de lo que en Chile ocurre, o simplemente que forma más sesgada de mostrarlo.
Es ahí cuando se recuerda que los medios de comunicación no son de la ciudadanía, sino que están en manos de personas, empresas, ejecutivos, muchos de ellos ligados a Pinochet de una u otra forma (Chilevisón con Sebastián Piñera o María Isabel Matte en La Red), otros son sus fervientes admiradores (Ricardo Claro en Megavisión), otros trabajan bajo el alero de la tibia Iglesia chilena (Canal 13 y UCV) y otros pertenecientes a un directorio cuya mitad de integrantes son Udis y Rn y la otra mitad concertacionistas, tampoco muy amigos de la justicia mientras gobiernen (TVN).
Ya sea los amigos del dictador, de la impunidad, o de la excesiva mantención de los equilibrios entre los bandos (aunque en cantidad de manifestantes era evidente la superioridad de los detractores de Pinochet, por ejemplo) son los que nos informan, los que hacen llegar a nuestras casas cada día las representaciones de la realidad que a ellos más les parecen adecuadas para “el progreso del país” y para alcanzar la “reconciliación”.No seamos ingenuos, tras la muerte del dictador los que saltamos felices hasta cansarnos fuimos más, muchos más, y seguiremos siendo cientos de miles más los que pensamos que se murió un tirano, un criminal, un asesino, un ladrón, un verdadero hijo de puta que lo único que trajo al país es profunda decepción…
2 comentarios:
Así es compañero...los medios de comunicación están en manos de los antaño anilalillos falderos del carnicero, es decir, en las patas de perritos, hienas, panteras, gatos, linces, etc... (a los roedores los dejamos pa otra sesión).
Cuando los colegas del carnicero y el carnicero mismo, les echaban carne trémula saltaban y se gruñían, mientras con sus hocicos desmembraban las presas.
Y hoy pensarán, pensamientos de animalillos, claro, que pese al hambre y al instinto, esa carne allí es una de las manos que les dio de comer; algo de respeto a la hora de comérselo tendrán. Se pondrán servilleta, carraspearán un poco y todo serios tragarán, saborearán, tal vez alguno mientras mastica alguna lágrima soltará.
¡Provecho, siñoriii!
Ya nos habíamos acostumbrado a su presencia. Teníamos listos los diganósticos y preparadas las frases ante cualquier defensa espontánea del dictador... Y ahora que ya partió, quien será el blanco de nuestras críticas... La reflexión sigue latente...
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